JUCIL

La moto me apasiona así que… ¿qué mejor que trabajar en la Agrupación de Tráfico?

Iván Fernández Ruiz se integra por segunda vez en el grupo de la Guardia Civil que colabora en el desarrollo de la Vuelta Ciclista a España. Forma parte de ese pequeño elenco muy elegido que acompaña la carrera de los mejores ciclistas del mundo.

Una tarea difícil y emocionante. Sabe que le queda un año más, la de 2024 será su tercera y última edición. No se permiten más para cada guardia civil. Ahora, cada día es una nueva ciudad y muchos, muchos kilómetros por recorrer para que todo vaya bien en un espectáculo que llega a través de la televisión a todos los rincones del planeta. Le entrevistamos tras una etapa de la carrera, en el poco rato libre para dar una vuelta por las ciudades cuando termina la prueba y mientras se preparan para salir, bien temprano, a la próxima salida.

Iván siente pasión por el motociclismo y fue esa afición la que le llevó a la Guardia Civil con un deseo claro: incorporarse a la Agrupación de Tráfico a lomos de una de las potentes motocicletas con las que está dotado este servicio. “Llevo en la Guardia Civil desde el 17 de agosto de 2007, dieciséis años” relata. “No soy hijo del cuerpo, pero una mañana me dije: ‘me voy a presentar’, sin más”, cuenta. “Tenía mi trabajo estable en Lugo. Trabajaba en la misma empresa en la que estaba mi padre. La verdad es que nunca había sido bueno en los estudios, pero buscaba, eso sí, una superación. Me presenté en 2006 y lo aprobé todo, pero me quedé sin plaza. Ya en el 2007 sí lo conseguí. Entré con muy buena nota”, afirma con orgullo.

A partir de ahí, un recorrido de los habituales para quienes comienzan en la escuela de guardias civiles de Baeza. “Primero estuve destinado en Valencia, en concreto en el puesto de Silla y después pasé a Toledo, donde prácticamente ha transcurrido el resto de mi carrera, menos tres años que estuve en Navalcarnero y luego, en alguna comisión por ahí- El resto del tiempo ya ha sido en Toledo.

De Seguridad Ciudadana a Tráfico

Iván comenzó en el servicio de Seguridad Ciudadana, del que tiene buenos, muy buenos recuerdos y califica como esencial para el Cuerpo. “En 2019 entré en Tráfico, aunque el curso lo tenía desde el año 2010, pero intentaba coger plazas en Galicia, porque soy gallego, y resultaba imposible”, explica. Y Tráfico era su destino porque: “Me gustan las motos. Desde pequeño tuve moto y siempre me ha gustado el mundo de la motocicleta. Además, mis mejores amigos también son integrantes de la Agrupación de Tráfico”, afirma con una sonrisa para indicar el motivo último que le ha llevado a esta profesión.

Cuando cumplió los tres años sobre la moto vio su oportunidad de apuntarse para las difíciles pruebas que eligen cada año a los 20 motoristas que se incorporan a la carrera en sustitución de los que han cumplido su trienio como guardianes del tráfico en la Vuelta Ciclista a España. “La posibilidad de que te escojan es muy pequeña, pero la experiencia merecía la pena”, asegura. Iván cumple su segundo año en esta prueba de la que, así lo admite, no se imaginaba la complejidad. “Sobre el papel parece que todo está medido y fácil, pero luego hay que llevarlo a la realidad y ahí las cosas no son tan simples, pero la ventaja es la posibilidad de conocer muchos rincones de España en poco más veinte días” bromea.

La seguridad de asociarse a JUCIL

Fernández se incorporó a JUCIL prácticamente desde el inicio de este movimiento, en 2018. “Había estado en otra asociación, pero vi que JUCIL tenía más empuje, se movía más y eso me convenció para intentar tirar hacia adelante en nuestras reivindicaciones. Como asociado he participado en concentraciones y manifestaciones para reclamar la equiparación salarial. Creo que el asociacionismo genera seguridad a los guardias civiles frente a cualquier problema al que puedan enfrentarse”, asegura convencido.

Sus planes pasan por intentar el ascenso a partir del año próximo, una vez que finalice su tercera y última participación en la Vuelta Ciclista a España. “Intentaré presentarme para cabo o para suboficial. Un deseo, el de continuar la vida en la Guardia Civil con otras preocupaciones que no borra la decisión que tomó en 2006. “Si tuviera la ocasión aconsejaría a aquel chaval de 23 años que era yo que sí, que se esforzara para entrar en la Guardia Civil. Y además le hubiera dicho que lo hiciera antes”, confirma Iván Fernández. “Esta es una forma de vida y la posibilidad de desarrollar muchas actividades distintas en función de tus propios intereses” argumenta. Le gusta la moto, pero está dispuesto a poner los pies en tierra si su proyecto de carrera sigue por la línea que se ha marcado. “Si al final vas a otro sitio porque se logra el ascenso, pues habrá que bajarse de la moto” termina Iván Fernández.

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