Pedro Valentín Vital Sánchez, secretario provincial de JUCIL en Madrid, cuenta que siempre le había llamado la atención la vida militar, y que fue gracias a su prima, una de las primeras mujeres en España en convertirse en Guardia Civil, por quien conoció el cuerpo y decidió seguir sus pasos. A sus 44 años, desarrolla su actividad en Madrid, donde las circunstancias de los guardias civiles a veces son más complicadas que en algunas otras ciudades españolas, especialmente por el precio de la vivienda.
¿Cómo es ser Guardia Civil en la actualidad en Madrid? ¿Ha cambiado la situación desde que comenzaste?
Sí, ha cambiado mucho. Yo estoy en un puesto de seguridad ciudadana y en los últimos años ha empeorado bastante la situación. Encontramos mucho más trabajo en la calle, más delincuencia y peleas. En concreto, en Madrid hay más hurtos y ocupaciones. Y, especialmente, es muy llamativa la falta de respeto de los más jóvenes a la autoridad. Esto antes no era así.
Además, aquí tenemos el problema de que Madrid es una ciudad muy cara, vivir aquí para un Guardia Civil sin pareja, por ejemplo, es complicadísimo. Esta ciudad se ha convertido en una ciudad de paso. Los compañeros están aquí dos o tres años, y luego, lógicamente se van. Y también, trabajar aquí resulta especialmente estresante.
¿Puedes contarnos a que se debe ese nivel tan fuerte de estrés?
En muchos puestos no paras ni un minuto, es “aviso tras aviso”. Debido a la cantidad de gente que vive en Madrid el flujo de necesidad es constante. Hay algunos puestos más tranquilos, pero la mayoría son a este nivel. Además, hay mucho otro trabajo de escribir, exposiciones… Y entonces la gente se quema.
“Sería justo que los que vivimos aquí tuviéramos algún tipo de ayuda para que la gente pueda quedarse y tener aquí su vida”
Madrid tiene un problema con el precio de la vivienda, como comentabas antes ¿Cómo crees que afecta esto, en concreto, a los guardias civiles que llegan allí?
Desde JUCIL estamos intentando encontrar solución a este problema. Estamos luchando por conseguir algún tipo de acuerdo para ayudar a los compañeros que vienen de fuera. Sería justo que los que vivimos aquí tuviéramos algún tipo de ayuda para que la gente pueda quedarse y tener aquí su vida. El precio medio de la vivienda es de 700 euros.
Hay algunas propuestas, sobre todo de la Comunidad de Madrid, de proporcionar unas viviendas de tipo social para intentar incentivarlos, pero de momento no hay noticias. No sabemos muy bien por qué el Ministerio tiene esto parado, la verdad. Pero sabemos que esas viviendas están ahí.
¿Por qué decidiste entrar a formar parte de JUCIL?
Sinceramente, yo nunca había creído en las asociaciones. Pero cuando empezó el movimiento de JUSAPOL, y especialmente con JUCIL, vi que era una reclamación justa. Al mismo trabajo, mismo sueldo ¿Por qué unos tienen un sueldo, y otros que tienen más responsabilidades tienen uno muy inferior?
Así que empecé a informarme sobre lo que hacían y me llamó la atención la principal lucha de JUCIL: la equiparación salarial. Pero también el ayudar a los guardias civiles, que tengan un soporte y alguien a quien llamar en caso de que tengan un problema, poder resolver sus consultas… así que me dije ¿por qué no? Y pensé que así podría ayudar a otros compañeros, y ese fue el principal motivo de que diera el paso. Después de dos años perteneciendo a la asociación puedo decir que la experiencia ha sido muy buena. Me gusta, y sobre todo la sensación de poder hacer algo útil para poder ayudar.
¿Qué te gustaría conseguir en el futuro, sobre tu situación profesional y en JUCIL?
Me gustaría haber alcanzado nuestros objetivos: la equiparación y tener unos turnos acordes a una conciliación laboral y familiar que ahora no tenemos debido a la falta de efectivos, sobre todo.
Y personalmente, ojalá pueda seguir haciendo mi trabajo diario al cien por cien. Estar en la calle, y poder seguir dando guerra todo lo que pueda y más.